Está enferma de gravedad y con cada nuevo plan que proyecta y concreta deja un mensaje inspirador
Silvina Hilbert tiene 36 años y una vida dedicada a la música. Cursó la carrera de dirección orquestal, fue docente en el Colón, toca el piano “desde siempre” y estudió violonchelo. En el último tiempo se dedicó a cantar jazz, una de las cosas que más disfruta. Cuando habla de música se le ilumina la cara, aunque si se le pregunta qué es lo que más disfruta hoy dice que, sin dudas, abrazar a su hijo. “Es lo que me conmueve el corazón”, dice.
En el 2013 le encontraron un tumor en el hígado, del que se curó. El año pasado le diagnosticaron un nuevo cáncer de peritoneo, que hoy la tiene internada en la Unidad de Cuidados Integrales (paliativos) del Hospital Austral. Pese a que está muy cansada —no puede moverse por su cuenta y le cuesta hablar— no para de hacer planes y pedidos.
Silvina Hilbert (Gentileza/)
Como la semana pasada, que pidió ir a ver el mar. “Necesitaba respirar ese aire, pregunté si me la bancaba y me la banqué”, dice orgullosa. Con la autorización médica partió la caravana de familiares: la acompañaron su marido, su hijo, sus padres y una tía. Su idea era también meter los pies en el agua, pero el frío se lo impidió.
De regreso en el predio de Pilar del Hospital, todos los días pide salir un rato al campus para ver el amanecer y el atardecer. Son las “pequeñas cosas”, según define, que hoy le dan felicidad.
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El domingo pasado pudo darse el gusto de volver a dirigir su coro, esta vez desde el hospital. Con la camilla ubicada al aire libre, en el jardín de la Unidad de Cuidados Integrales, guió a dos mujeres que cantaron y a un hombre que las acompañó en el piano. Además de ella, otros pacientes ingresados pudieron salir un rato a disfrutar la música.
Silvina Hilbert dirigiendo su coro desde el jardín de la Unidad de Cuidados Integrales del Hospital Austral (Cortesía Hospital Austral/)
¿Cómo cambia el sentido cuando uno está gravemente enfermo? “En realidad uno extraña la normalidad: te das cuenta de que todo lo que conocías se te va de un día para el otro”, explica. Silvina lamenta no poder hacer las cosas más básicas por su cuenta. Más allá de la música, extraña especialmente poder comer cualquier cosa sin que le caiga mal.
El mensaje que quiere transmitir: “Que la salud todos los días se agradece. Y que el amor es lo único que importa y perdura para siempre”.