(Actualiza con detalles, cita de abogado)

PARÍS, 6 sep (Reuters) – Jean-Paul Belmondo, una estrella
indiscutida de la Nouvelle Vague del cine francés después de su
impactante actuación en la película «Sin Aliento» de Jean-Luc
Godard, en 1959, murió a los 88 años.

La muerte de una figura tan destacada del cine francés se
sintió en todo el país. El presidente Emmanuel Macron tuiteó que
Francia había perdido un «tesoro nacional».

«Me parece que toda Francia está triste», dijo Michel
Godest, abogado y amigo del actor, a BFM TV, entre lágrimas.

Belmondo, un carismático actor, pasó al cine convencional en
la década de 1960 y se convirtió en uno de los principales
héroes de comedia y acción de Francia.

Su decisión de seguir una carrera en el cine comercial y de
alejarse del cine-arte le generó críticas de que había
desperdiciado su indiscutible talento, algo que siempre negó.

«Cuando un actor tiene éxito, la gente le da la espalda y
dice que ha tomado el camino más fácil, que no quiere esforzarse
ni correr riesgos», dijo Belmondo una vez.

«Pero si fuera tan fácil llenar los cines, entonces el mundo
del cine estaría en mucho mejor estado de salud de lo que está.
No creo que me hubiese mantenido en el foco durante tanto tiempo
si hubiera estado haciendo cualquier basura antigua. La gente no
es tan estúpida», agregó.

El abogado de Belmondo dijo que falleció en su casa. «Había
estado cansado durante un tiempo. Murió pacíficamente», dijo
Godest a AFP.

Belmondo nació el 9 de abril de 1933 en Neuilly-sur-Seine,
hijo del renombrado escultor Paul Belmondo y la pintora Sarah
Rainaud-Richard. A pesar de su formación culta, parecía más
atraído por el mundo del deporte que por las artes y fue un gran
boxeador en su juventud.

Una vez que descubrió la actuación, hizo tres intentos antes
de que el Conservatorio de París acordara aceptarlo como
estudiante en 1952. Incluso en ese momento no fue fácil y
Belmondo renunció en 1956 después de recibir una fría recepción
por una de sus actuaciones por parte de un jurado del
conservatorio.

Uno de sus profesores predijo en ese momento: «El señor
Belmondo nunca tendrá éxito con su cara de gamberro».

La respuesta de Belmondo fue un gesto obsceno. Y luego
protagonizó más de 80 películas, muchas de ellas éxitos de
taquilla, durante el siguiente medio siglo.

Belmondo primero recibió elogios por «Sois belle et
tais-toi» en 1958 y en «A double tour» («Una doble vida») de
Claude Chabrol en 1959, donde su magnetismo se robó la película.

Pero su papel como un canalla de poca monta que enamoraba a
la estadounidense Jean Seberg en «Sin Aliento», de Godard, lo
lanzó al estrellato internacional.

El atractivo de Belmondo, una mezcla de cinismo y
sensibilidad, calidez y tranquilidad, creó un nuevo tipo de
romanticismo que le generó papeles en películas de directores
franceses de la Nouvelle Vague como Francois Truffaut, Alain
Resnais y Louis Malle.

«Si tengo un consejo para los actores jóvenes es que nunca
descuiden la técnica: sin técnica, se limita la invención. Pero
nunca debería mostrarse. Lo que cuenta es el resultado, no el
sudor y el dolor que cuesta», señaló en una oportunidad.
(Reporte de GV De Clercq y Brian Love; Editado en español por
Lucila Sigal)