En Miami. Las fotos de las espectaculares vacaciones de Marta y Felipe, los hijos de Ricardo Fort
Cuando murió Ricardo Fort, los mellizos Marta y Felipe (17) tenían 9 años. Y aunque los dos guardan en el corazón muchos recuerdos de su papá, hay algunos que se les escapan, matices que se pierden o se tornan confusos. Cuando intentan reconstruir un hecho puntual o una anécdota, recurren a la memoria de su tutor (Gustavo Martínez, quien se hizo cargo de los chicos desde la muerte del empresario), su niñera (Marisa López, que los cuida desde que nacieron), su publicista (Natalia Román, que fue la publicista de Ricardo Fort) y hasta de su abogado (César Carroza, el mismo que llevaba los temas legales de su padre). Sin embargo, los dos tienen grabado a fuego los rasgos más destacados de la personalidad del excéntrico millonario y heredaron varias de sus pasiones: el gusto por salir a comer afuera, por los autos de lujo, los viajes a Miami y el disfrutar cada minuto como máxima de vida.
Si se hiciera una moneda de Ricardo Fort, Marta y Felipe serían perfectamente las dos caras: diferentes pero complementarias, representando imágenes o símbolos distintos pero hechas del mismo material, como dos manifestaciones de la misma realidad. Mientras Marta es la artista, más histriónica y expresiva, con el costado show off de su papá a flor de piel, Felipe es el analítico y reflexivo, que se pone un objetivo y lo consigue, el que se perfila como para seguir por el camino empresario de la familia Fort. Pero coinciden en la importancia de mantener vivo el legado de su padre y quieren rendirle un tributo como a él le hubiera gustado. Por eso aceptaron con entusiasmo la propuesta del productor Eddie Fitte para participar de El comandante, la serie documental sobre la vida de Ricardo Fort que se transmitirá por una plataforma internacional en la que, además de brindar su testimonio, tendrán una participación especial. De todo eso, de su presente y su futuro, hablaron en exclusiva con ¡HOLA! desde Miami, donde también posaron para una producción de fotos que tiene la impronta de Ricardo en cada imagen.
Felipe y Marta disfrutan de unos días de sol y playa en Miami, donde están con alguien que los cuida y acompaña (todavía son menores de edad) y con Eduardo y Jorge Fort, sus tíos. Aprovechan para ir a comer afuera con sus primos y algunos amigos, una de las salidas que más les gusta. (Rafael Delceggio/)
“Después de terminar el colegio tengo ganas de vivir mitad en Buenos Aires, mitad en Miami, para poder trabajar en la fábrica cuando estoy allá” [Felipe]. (Rafael Delceggio/)
“Estoy haciendo un taller de canto y de baile para el documental, y eso me está interesando bastante. Cuando voy a canto la paso realmente bien” [Marta].
(Rafael Delceggio/)
–¿Qué momento vivido con su padre recuerdan con más felicidad?
Felipe: Me acuerdo mucho de un día que estábamos acá en Miami, hicimos una sesión de fotos con motos, y después fuimos a un lugar con animales sueltos, como una reserva. Tengo una foto de ese día en la que estoy con una serpiente larguísima y pesada colgada del cuello, dos loros en la cabeza y mi papá parado atrás. [Risas].
Marta: En la infancia yo faltaba mucho al colegio porque siempre estábamos de viaje. Y él todos los días inventaba algo nuevo. Uno no se podía despertar pensando que iba a tener un día normal, porque eso nunca lo sabías. Los recuerdos que más me vienen son los viajes a Miami, lo bien que la pasábamos cuando íbamos a comer, la vida loca, las compras… En los viajes era cuando más lo disfrutábamos, cuando más tiempo teníamos para estar con él.
Felipe: Era complicado tener tiempo solos con Ricky, porque siempre estaba rodeado de gente.
–¿Se ven parecidos a él?
Felipe: En cuanto a la personalidad creo que me parezco en los enojos: me enojo bastante. Y también, como mi papá, soy muy cariñoso.
Marta: Además del físico, que es evidente, según la gente también me parezco al momento de interactuar con las personas, porque no tengo nada de tacto ni miedo a decir lo que pienso. Soy muy directa, hiriente y me gusta ir al punto. Muchas veces yo hablo y después pienso, y capaz que eso no está tan bueno. Pero bueno, ¿qué voy a hacer?, me crie en mi casa siendo así.
–¿Tienen algún tipo de vínculo espiritual con él? ¿Rezan, van al cementerio?
Felipe: Al cementerio fui los primeros años y no sentía como que conectaba con él. Sí sabía que estaba ahí enterrado, pero no lograba conectar con nada de eso. Entonces dejé de ir. Después, como él era muy católico, también recé. Pero tampoco era lo mío. A veces siento que está ahí, cuidándome siempre. Ese es mi vínculo con papá.
Marta: Yo no voy al cementerio, porque no me gusta. Prefiero recordarlo con lo que me aparece en la memoria, con los tik toks que veo, con lo que me cuenta la gente. El que sí tiene un vínculo espiritual muy fuerte con él es Gustavo: tiene un santuario lleno de fotos de mi papá, de cartas, de todo lo que te imagines.
–¿Y ustedes guardan fotos o recuerdos?
Felipe: Sí, en mi cuarto tengo cuadros de él. También tengo un Play Movil de Ricky, sus tapados, los bastones, muchas cosas. En el vestidor hay muchos cuadros de papá, fotos, ropa, cinturones, botas.
–¿Todo eso lo usás o lo atesorás?
Felipe: Lo tengo como recuerdo. Lo que sí uso de él es un anillo de Bvlgari.
“Tenemos la típica relación de hermanos. Él es bastante cariñoso conmigo, aunque yo no lo soy con él, porque no soy cariñosa con nadie. Y nos reímos y divertimos mucho juntos” [Marta]. (Rafael Delceggio/)
Marta y Felipe con Ricardo Fort y con Ricardo y la abuela Marta, de quien ella heredó el nombre (Felipe se llama como su bisabuelo, Felipe, fundador de Felfort, la compañía familiar).
A punto de embarcarse en un crucero para el shooting de ¡HOLA!, corren y se divierten en el muelle. Muy afectivo, Felipe le quiere dar un beso a “Martu”, como le dice a su hermana. “Soy una persona fría, pero con mi hermano me río mucho porque tenemos más o menos la misma locura”, dice ella. (Rafael Delceggio/)
–¿Tienen pensado qué van a hacer cuando terminen el colegio?
Marta: Yo este año lo quería aprovechar para meterme en la fábrica a aprender un poco el manejo, y ponerme a trabajar. Después veré qué puedo hacer, pensaré otros proyectos, o si me decido a ir por mi lado más mediático: si quiero ser cantante, actriz, modelo. Estoy haciendo un taller de canto y de baile para el documental, y eso me está interesando bastante. Cuando voy a canto la paso realmente bien. Capaz si me suelto más, porque a veces soy muy apagada en cámara, puedo ver de tener alguna carrera de estrella.
Felipe: Yo tengo ganas de terminar el colegio y, después de eso, me quiero venir a vivir acá a Miami, a trabajar, e ir intercalando entre Buenos Aires y Miami. Trabajar en la fábrica y también acá.
–¿De los dos vos sos el “empresario”?
Felipe: Podría decirse que sí. Aunque también me gusta mucho actuar y me encantaría hacerlo como hobby. Actuar, no cantar y bailar.
–¿Y vos, Marta, sos la “artista”, la que tiene más el ímpetu del show?
Marta: Sí, ¡miren ese carisma! [Risas].
–Felipe, ¿cómo te movés en Buenos Aires? ¿Alguna vez viajaste solo en subte o en colectivo?
Felipe: Depende de si tengo ganas de salir o no. Capaz me quedo en casa mirando series o jugando juegos en línea con amigos, o invito a mis amigos a pasar un rato. Sí me gusta mucho salir a comer y, ahora que tengo registro, manejo y me muevo en auto.
–¿Cómo se llevan entre ustedes?
Felipe: Nos llevamos bien, por ahí nos peleamos por pavadas y la pelea nos dura dos segundos. Y también tenemos peleas que duran más, no sé, capaz no nos hablamos por un día entero. Pero obvio que nos queremos y sabemos todo lo que le pasa al otro. Aunque no nos contemos muchas cosas, lo sabemos.
Marta: Es una típica relación de hermanos. Hay momentos en los que no estoy de acuerdo con lo que hace o dice, pero en general nos llevamos bien.
Felipe: Debo decir que hoy le pedí un beso y a Martu le costó dármelo.
Marta: Bueno, porque soy una persona muy fría. Pero te lo di. Tenemos una relación muy buena, él es bastante cariñoso conmigo, aunque, por ahí, yo no lo soy con él, porque no soy cariñosa con nadie. Me río mucho con él, nos divertimos juntos. Felipe es bastante espontáneo, tiene más o menos la misma locura que yo, es ridículo, y eso me gusta.
–¿Cómo era la relación con la abuela Marta Fort?
Felipe: Con mi abuela siempre fue una relación linda. Cada vez que la veía me hacía sentir que nos quería mucho y que se ponía feliz de vernos. Lo que más me acuerdo de ella es que nos compraba regalos de bebé, como si siempre fuéramos chiquitos.
Marta: El último tiempo, por la pandemia no pude verla seguido. De chica tenía mucha más relación, la veía casi todos los días. Pero a medida que fui creciendo ella empezó a tener más problemas, estuvo internada, y la relación cambió.
–¿Qué vínculo tienen con la familia Fort?
Felipe: Nos llevamos bien. Entre primos siempre nos hablamos, nos juntamos todo el tiempo, estas vacaciones vine acá con mi tío, Eduardo, Jorge también está acá. Está todo superbien.
–Para mucha gente, Ricardo Fort pasó a ser una suerte de ícono religioso al que le rezan, le piden milagros, le prenden velas. ¿Cómo se sienten con eso?
Marta: Yo me muero de risa. Acá me paran por la calle y mucha gente me dice: “Ay, tu papá es lo más”. Incluso hay personas que me han dicho que le rezan antes de una prueba o un examen. Y yo me mato de risa, porque no puedo creer cómo mi papá llegó a ese punto en su relación con la gente, que lo quieran y lo admiren tanto. Me parece grandioso que lo tengan así, como un santo. No sé de quien salió la idea, pero me divierte. Hasta me mandan por Instagram los santuarios que tienen en sus casas, las fotos, el merchadising, y yo siempre trato de publicarlo en mi IG porque me parece re lindo.
Felipe: A mí también me encanta que lo quieran. ¡Hasta hay pintados varios murales! Uno que está como en Disney, otro que es como un Willy Wonka. Y cuando me reconocen como “el hijo de”, no me molesta en absoluto. Me pasó una vez de estar en el barrio Chino con un amigo y con Gustavo y nos paró una mamá, me habló un montón de mí papá y después llamó a la hija, y entre las dos me contaron que la hija tenía como un altar de Ricky y que para los exámenes finales le rezaba. Me pegó fuerte.
–¿Qué significa en sus vidas Gustavo Martínez?
Felipe: Gustavo es Gus. Es el que siempre está.
Marta: Es un compañero de vida, de chiquitos siempre estuvo a nuestro lado, nos cuidó, y es nuestro padrino. Gustavo y Marisa fueron los que más estuvieron con nosotros cuando éramos chicos y por ahí mi papá no podía estar porque viajaba o estaba haciendo algún show o lo que fuera. Yo viajé a China un mes para hacer un tratamiento y él siempre estuvo ahí para cuidarme. Aunque Gustavo no quiere que lo llamemos “segundo papá” ni nada de eso, yo lo tengo como una figura paterna.
–¿Qué edad tenían cuando Ricardo les contó que habían sido concebidos a través de un vientre subrogado?
Marta: No recuerdo una edad, para mí lo supimos siempre, desde muy chiquitos. Para nosotros no era raro, pero sí para el resto, y la gente nos preguntaba: “¿Quién es tu mamá? ¿Quién es tu papá?”. Se quedaban pensando cuando lo contábamos, porque en ese momento era mucho más raro que ahora. Pero nosotros dos nunca tuvimos problemas con eso, ni cómo lo hizo, ni por qué lo hizo, la verdad es que nos parecía normal. Nos criaron con una mentalidad muy abierta, así que nunca nos importó, el tema fue el resto de la gente, que por ahí nos miraban raro. Por suerte después de unos años se hizo algo más común.
–¿En algún momento alguno de los dos tuvo curiosidad por saber quién era su mamá biológica?
Felipe: Yo tengo ganas de ver cómo era o cómo es. Me acuerdo que había una foto en casa, pero nunca más la encontré. Me gustaría ver cómo es físicamente. Ahora de conocerla y decirle: “Che, vos sos mi mamá”, eso no, pero si quisiera saber cómo es. Tiene ojos celestes, verdes, marrones… Es alta, baja, flaca…
Marta: Yo pienso de otra manera. Es la persona que me inició la vida, pero siempre me crio mi papá y la gente que tengo al lado, así que esa es mi familia. No me interesa saber cómo es ni sentarme a hablar con ella porque a mí lo único que me importa es estar con las personas que me quieren y me cuidan, aunque no tengamos lazos de sangre. Legalmente no tengo mamá.
–¿Alguno de los dos tiene pareja?
Marta: Los dos estamos solteros.
Felipe: Mmm… [Risas].
Marta: No tengo pareja porque, honestamente, disfruto mucho estar soltera. Puedo interesarme en alguien una vez cada tres años, soy muy selectiva, porque tengo una tremenda desconfianza en la gente. Cada vez que conozco a alguien estoy en mi cabeza pensando: “¿Y si me quiere por interés?”. Además, básicamente, porque mi pareja sería un infierno. Mucha gente me dijo que el día que yo tenga pareja, lo tendría como un perro atado. [Risas].
–Marta, ¿hiciste o hacés terapia para tratar el tema de tu inseguridad?
Marta: Viven mandándome a hacer terapia y sé que capaz al escuchar esto ustedes piensan: “Lo necesitás”. Pero yo pienso lo siguiente: sé lo que me pasa, sé por qué hago las cosas que hago, por qué reacciono, sé que estoy loca. En eso pienso como mi papá: uno tiene que hacer lo que quiere hacer, porque nunca sabés si te vas a morir mañana o a los 80, entonces yo hago lo que se me da la gana. De cualquier forma, tengo cuestiones sin resolver, por lo que no descarto la posibilidad de en algún momento ir a terapia.
Felipe: Creo que a Martu no le vendría nada mal la terapia. Yo hace poco arranqué la psicóloga y estoy bien. Voy una vez por semana o hago por zoom, cuento lo que hice día a día, no necesariamente tenés que hablar de tus problemas.
–¿Les genera entusiasmo la serie?
Felipe: A mí sí, quiero que arranque ya. Estoy ansioso porque me gusta actuar y creo que es algo que me va a abrir puertas. Me gusta mucho el cine, las series, miro todo: cómo están hechas, la fotografía, todos los detalles.
Marta: La serie me parece una tremenda idea. Yo sé bien que eso era lo que quería mi papá. Él siempre decía que quería ser conocido hasta tal punto que si se moría joven se hiciera una película o una serie en memoria de su vida. Así que siempre aprobé esta idea. No es la primera propuesta que nos llega, pero esta es la que más nos convenció. Ya estuve ensayando, Felipe también, así que cuando volvamos de Miami ya vamos a arrancar.
Producción: Nazarena Nobile IG: @nazarenanobile
Agradecimientos: a Marcelo Iguini (estilismo), www.defedmiamirental.com +1 305 9988326
IG @defedmiamirental, Hair Recovery, Maca Ibarra y Augusto González Zibelman
“Me gusta que la gente lo quiera a mi papá y lo tenga casi como un santo. Yo me muero de risa. Incluso hay personas que me han dicho que le rezan antes de un examen” [Marta].
(Rafael Delceggio/)
Los tatuajes, otra de las pasiones que comparten y heredaron de su padre. Felipe tiene tatuada una escultura de Kaws, su artista preferido, en el brazo. Marta tiene ocho, entre ellos la fecha de nacimiento de Ricardo Fort en la nuca. (Rafael Delceggio/)
“En mi cuarto tengo cuadros de mi papá. También tengo un Play Movil de Ricky, sus tapados, los bastones, ropa, cinturones. Lo único que uso de él es un anillo de Bvlgari” [Felipe]. (Rafael Delceggio/)
Una polaroid del álbum familiar en la que Ricardo Fort los sostiene en brazos.
“Supimos desde siempre que nacimos de un vientre subrogado. Para nosotros no era raro, pero sí para el resto, y la gente nos preguntaba: ‘¿Quién es tu mamá? ¿Quién es tu papá?’” [Marta].
(Rafael Delceggio/)
Miami es uno de sus lugares favoritos, porque se sienten como en casa y porque la ciudad está absolutamente ligada a los mejores recuerdos que tienen de su padre. (Rafael Delceggio/)
La tapa de la revista ¡Hola! de esta semana. (Rafael Delceggio/)