Estratégicos y sigilosos. Así podrían describirse los últimos movimientos del dirigente social Juan Grabois. En un contexto en el que las organizaciones sociales demuestran sus fuerzas y adquieren cada vez mayor protagonismo en las calles, el abogado cercano al papa Francisco hace valer sus destrezas negociadoras con el Gobierno. Grabois camina los pasillos y despachos ministeriales con un propósito explícito: agitar desde adentro el avispero oficialista, a cuyos principales representantes no ve lo suficientemente involucrados con una “agenda de transformaciones profundas”.

“Es mejor impulsar procesos que ocupar espacios”, es una de las frases papales con la que mejor se identifica. La prédica bergogliana no es casual: sintetiza a la perfección la distinción que hace Grabois entre “lo social” y “lo político”, piedra basal de su manera de entender la militancia. Una dinámica dual que expresa, a su vez, el papel que el líder del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) juega en el actual esquema del Frente de Todos. Más allá de los resquemores generados por el cierre de las listas electorales, Grabois no deja de verse a sí mismo como un “facilitador”, alguien que sabe conectar con esa “política tradicional”, a la que define como “muy hostil hacia los sectores populares” y “con representaciones casi siempre huecas”.

Sin responsabilidades orgánicas en la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), pero con niveles de exposición mediática sin parangón entre sus pares, el dirigente de 38 años incide en el debate público a partir de su capacidad de acerca posiciones y tender puentes con distintos actores. “Hay un entendimiento bastante concreto, por parte de Juan, de las reglas de juego de la representación liberal tradicional. Él tiene la voluntad de tensarlas, sin involucrarse ni aceptarlas tal cual son”, desliza un conocedor del mundo de los movimientos sociales. Grabois se para hoy sobre ese escenario de equilibrios inestables.

Cara a cara con Guzmán

Un ejemplo reciente de ello fue la reunión que mantuvo, hace algunas semanas, con Martín Guzmán. En nombre del Frente Patria Grande, su espacio político propio, Grabois llegó al quinto piso del Ministerio de Economía para acercarle al ministro su Plan de Desarrollo Humano Integral, un programa de “recuperación pospandémica” que, según explican desde las organizaciones que lo impulsan, busca generar empleo y repoblar el país a través del reparto y puesta en marcha de tierras ociosas o no productivas. Además, trascendió que Guzmán se mostró abierto a debatir un tema que desvela a los referentes sociales alineados con la Casa Rosada: la creación de un “salario básico universal” para la economía popular, iniciativa que fue la principal consigna de la marcha a Plaza de Mayo organizada por los movimientos sociales el pasado 7 de agosto.

Malestar con el Gobierno y malos presagios para Cristina Kirchner en el control del Senado

Aunque entre las organizaciones que componen la UTEP prima una cosmovisión en común, las disidencias tácticas históricamente no faltaron. Sin ir más lejos, en 2019, el Frente Patria Grande presionó para que Cristina Kirchner sea la candidata a presidente, cuando la apuesta del Movimiento Evita era promover una opción peronista que lograse trascender la figura de la ahora vicepresidenta. Ese anhelo ya había quedado cristalizado en 2017, con el fallido apoyo de los actuales funcionarios Emilio Pérsico y Fernando “Chino” Navarro a la aventura de Florencio Randazzo en la provincia de Buenos Aires.

A pesar de sus críticas conocidas a los gobiernos kirchneristas, Grabois reconoce en Cristina Kirchner “un liderazgo popular imprescindible”. Y si bien remarca que los separan distintas formas de concebir la política, eso no le impide encontrar una “sensibilidad generacional” compartida con una figura como Máximo Kirchner, con quien considera que se puede hablar el mismo idioma. Es un lazo que, con el correr de la gestión, se volvió estrecho. Se lo puede notar en el Congreso, a partir de la relación que el diputado Itai Hagman supo construir con el líder de La Cámpora.

Al interior del Frente Patria Grande, la palabra de Grabois es indiscutible. Sin embargo, nada hoy parece indicar que su horizonte político futuro esté puesto más allá de la representación gremial de su sector. O de la danza tras bambalinas que por estas horas deja entrever. “¿Juan candidato? Solo lo veo posible si hay un proceso de reorganización del campo popular lo suficientemente vigoroso que lo ponga en un lugar de liderazgo”, analiza una voz avezada . Para después concluir, con una definición de pretensiones universales: “Si sos diputado, no podés decir lo que querés. Siendo quien negocia, aunque sea tenés un poquito de autonomía”.