US Open. Alex Molcan, la amenaza de Diego Schwartzman: tigres, un Buda y Djokovic como inspiración

Alex Molcan nació en Presov, en el este de Eslovaquia, hace 23 años. Comenzó a jugar al tenis a los 5; también practicó hockey sobre hielo y fútbol. A los 10, tras la separación de sus padres, se mudó 400 kilómetros al oeste junto con su madre y su hermana a Bratislava, en la frontera con Austria. Allí creció. Allí se formó. Aquellos tiempos no fueron sencillos. Su madre, fisioterapeuta, trabajaba de 6 a 16; el dinero escaseaba. Pero Alex tuvo talento con la raqueta desde chico; de hecho, fue uno de los mejores juniors del mundo en 2015. Lesiones de muñeca, hombro y espalda impidieron que se consolidara en el profesionalismo. Inclusive, una vez sufrió un desgarro abdominal pateando una pelota fuera de la cancha por diversión.

El tenista eslovaco Alex Molcan con Novak Djokovic, a quien enfrentó en su única final de ATP: en Belgrado, en mayo pasado.

Sin embargo, aquello es parte del pasado para Molcan, uno de los 32 jugadores con vida en la 3ª ronda del US Open, el último Grand Slam del año. Zurdo, de revés de dos manos y de 1,78 metro, comenzó el año siendo 313°. Hoy ya es 138° y tiene asegurado avanzar hasta el 115°. Pero va por más: este viernes, no antes de las 18 de nuestro país en el Grandstand, será el rival del argentino Diego Schwartzman (11° cabeza de serie), buscando un lugar en los 8vos de final. Entre un extremo y el otro, el europeo tuvo una valiosa evolución, alcanzado su primera final de ATP (en Belgrado 2, antes de Roland Garros; perdió con Novak Djokovic) y obteniendo su primer título Challenger, en Liberec, República Checa (unas semanas antes había perdido la definición en Prostejov con Federico Coria).

Molcan fue uno de los mejores juniors del mundo en 2015, pero las lesiones de muñeca, hombro y espalda impidieron que se consolidara en el profesionalismo.

Disputar una final de ATP frente a una leyenda como Djokovic es un momento que Molcan atesora con emoción. “Mientras hacíamos el peloteo, el maestro de ceremonias del estadio comenzó a presentarnos y dijo ‘Novak Djokovic, número 1 del mundo, 18 Grand Slams…’. Estar allí fue increíble. Tenía la piel de gallina. Perdí (6-4 y 6-3), pero desde entonces muchas cosas cambiaron en mi confianza. Ese fue un gran paso. Por supuesto que estoy tratando de mejorar y de aprender”, explicó, ya con Peque Schwartzman en la mira (será el primer duelo entre ambos). “Será un gran desafío ante un jugador que nunca se da por vencido. Voy a tener que pelear al máximo por cada pelota”, aventuró Molcan. En Nueva York se aseguró un premio económico de US$ 180.000 (en toda su carrera lleva ganados 230.922 dólares).

Alex Molcan, de Eslovaquia, superó la clasificación del US Open y ya alcanzó la tercera ronda, donde hoy se medirá con Peque Schwartzman. (John Minchillo/)

Su ídolo tenístico es Rafael Nadal. “Por su espíritu de lucha, mentalidad y drive”, dice. También admira a Lionel Messi, el fútbol que despliega Manchester City y al mediocampista belga Kevin De Bruyne. Le teme a las arañas y a las serpientes. En Flushing Meadows superó la clasificación (salvó dos match points en la última ronda contra el portugués Gastao Elias), lo que le permitió debutar en el cuadro principal de un certamen de Grand Slam. Amante de los tatuajes, los luce y se alimenta del significado de cada uno. Se hizo un tigre, un templo, una flor de loto, un Buda y una imagen del héroe mitológico Perseo. “Me gustan muchas culturas, la japonesa, la romana… Es por eso que tengo muchos tatuajes de ese estilo en mis brazos. A veces, cuando tengo un partido difícil, miro a mi tigre cuando necesito pelear. Luego miro al Buda porque necesito pensar. Así encuentro inspiración durante los partidos”, narra.

Molcan se inspira en el tenis con sus tatuajes: «Miro a mi tigre cuando necesito pelear. Luego miro al Buda porque necesito pensar».

Al margen del empuje y el optimismo del eslovaco, a Schwartzman, un tenista que el año pasado alcanzó la cima de su estupenda carrera llegando al número 8 del ranking, se le abrió una buena oportunidad para volar imaginariamente. El noruego Casper Ruud (8°), el gigante estadounidense John Isner (19°) y el español Alejandro Davidovich Fokina (29°), los preclasificados que debían tocarle por su lado del cuadro, ya cayeron sobre el cemento neoyorquino. En caso de derrotar a Molcan, el porteño se medirá con el santafesino Facundo Bagnis (80°) o el neerlandés Botic van de Zandschulp (117°) en los octavos de final. En los cuartos de final ya lo esperaría el ruso Daniil Medvedev, segundo preclasificado.

El porteño Diego Schwartzman, durante su victoria ante el sudafricano Kevin Anderson, por la segunda ronda del US Open. (Frank Franklin II/)

“Vi algo del partido de Molcan [venció al estadounidense Brandon Nakashima por 6-3, 3-6, 1-6, 6-2 y 6-4], pero la verdad es que no tenía mucha idea de que me podía tocar contra él. Voy a analizar más su juego, a ver videos y luego veremos, pero es una buena oportunidad”, reconoció Schwartzman, de 29 años, dos veces cuartofinalista en el US Open (2017 y 2019).

“Soy un luchador. Así me criaron”, advierte Molcan. Schwartzman se enfrentará con un rival que tiene poco que perder, sin presión, lo que puede resultar un peligro. Pero, en este caso, el argentino posee la jerarquía necesaria para distinguir la amenaza e intentar anularla.

La gran marca del Peque en los Grand Slam

Con la victoria ante Kevin Anderson por 7-6 (7-4), 6-3 y 6-4, en la segunda ronda del US Open, Diego Schwartzman se encumbró como el cuarto hombre argentino con más triunfos en torneos de Grand Slam. El listado: Guillermo Vilas, 139; Juan Martín del Potro, 97; David Nalbandian, 86; el Peque Schwartzman, 47; y Juan Ignacio Chela, 46.