River juega este jueves en el Monumental ante Aldosivi, de Mar del Plata, que pasa por el mejor momento del ciclo de Fernando Gago, con la intención de volver a la victoria y acomodarse en los primeros puestos del torneo 2021 de la Liga Profesional de Fútbol. El partido que cierra la octava fecha se juega desde las 21 con Fernando Rapallini como árbitro y transmisión por TNT Sports.
Una gran jugada colectiva, que tuvo dos buenas intervenciones de Braian Romero, le permitió a River ponerse en ventaja. Terminó con un remate cruzado de Julián Álvarez, quien aprovechó el engaño de Álex Vigo por la banda derecha y sacó un disparo desde la puerta del área grande inatajable para José Devecchi.
El gol de Julián Álvarez
River era más y lo reflejaba en el marcador. Tanto, que la presión alta de Enzo Pérez casi le da el segundo gol del partido al conjunto millonario. La pelota le quedó a Álvarez, quien encaró en velocidad y terminó mano a mano con Devecchi. El arquero, formado en San Lorenzo, le adivinó la intención y evitó la segunda conquista del equipo local.
A la media hora de juego, el panorama se puso aún más complicado para los marplatenses. Otra vez, la presión alta de River dio resultado. Julián Álvarez, figura, volvió a quedar con el arco a disposición. Le cedió el gol a Matías Suárez, quien definió y Fabricio Coloccini despejó con el codo. Penal y roja. El propio Álvarez remató, pero Devecchi adivinó la intención de delantero millonario y se quedó con la pelota sin dar rebote.
La expulsión de Coloccini y el penal atajado por Devecchi
En el segundo tiempo, River comenzó a sentenciar el partido. Fiel a su costumbre, antes de convertir dilapidó un par de ocasiones clarísimas, como una de Matías Suárez cuyo remate cruzado se fue lejos del arco. Pero en un contragolpe comenzado por Zuculini y comandado por el propio Suárez, Enzo Pérez encontró el gol de palomita tras el centro de Milton Casco.
El gol de Enzo Pérez
Así, River comenzó a liquidar la historia. El equipo marplatense hacía rato que había dejado de atacar y prácticamente no pasaba la mitad de la cancha. Una de las preocupaciones de Fernando Gago, su entrenador, era evitar que River lo lastimara con los laterales, que funcionaron como en sus mejores épocas (sobre todo, Vigo). El hombre de menos también conspiró contra las chances de los visitantes.