Luego de unas discretas vacaciones en Grecia, Máxima volvió a los Países Bajos con su familia. Después de haber despedido a su segunda hija Alexia -que comenzó sus clases en el internado del Atlantic College el pasado lunes 30 de agosto en Gales- y mientras espera la partida de Amalia, la primogénita, con destino a su año sabático, la reina retomó su agenda oficial.

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¿Qué había en carpeta? En primer lugar, una actividad en una fábrica de cerveza llamada Gulpener Bierbrouwerij, que se encuentra en el municipio de Gulpen-Wittem, en los Países Bajos. La cervecería es uno de los emprendimientos sostenibles que fueron reconocidos por los premios Koning Willem.

Se trató de una de las primeras salidas oficiales de la reina tras regresar de Grecia.

Con la simpatía que la caracteriza, la reina Máxima se sacó una foto dentro de la fábrica y habló con varios productores sobre el cultivo de materias primas y la colaboración entre la cooperativa que forman juntos y la cervecería que les compra cebada, trigo, centeno y espelta de Limburgo. ¿Algo más? Sí, también se animó a participar de la cocción y sorprendió a todos.

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La primera parte de su visita comenzó en un campo de lúpulo y luego pasó a la nueva sala de cocción del emprendimiento donde se elabora cerveza sin el uso de combustibles fósiles. Después, la argentina conversó con empleados del lugar acerca de la historia de la empresa y de su enfoque sustentable.

Gulpener es una cervecería holandesa que se ha mantenido familiar e independiente desde 1825. Ocho generaciones de cerveceros fueron creando las 16 cervezas especiales de las que hoy dispone la marca que se caracteriza por su interés en una industria sostenible que le haga bien al planeta.

La visita comenzó en un campo de lúpulo, donde Máxima se interiorizó sobre la producción sustentable.

Máxima en un acoplado

Otra de las simpáticas salidas de trabajo de la reina Máxima sucedió hace unos meses. Fue cuando visitó al sector de Transporte y Logística en Nieuwegein donde no solo se interesó por las condiciones de trabajo de las mujeres en la industria, sino que también quiso vivir parte de la experiencia de manejar un camión con acoplado.

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Máxima se quitó los zapatos para controlar mejor los pedales del vehículo

Allí, Máxima escuchó de primera mano los testimonios de las jóvenes conductoras a quienes, luego, les pidió permiso para subirse a uno de los tráileres y demostrar sus habilidades de conductora de grandes vehículos. Para hacerlo, la argentina no tuvo ningún problema en quitarse sus zuecos de Jimmy Choo y colocar sus pies descalzos sobre los pedales del camión para poder controlar mejor el freno y el embrague.