Celestino y Sofía, escaparon de la República Democrática del Congo. Querían proteger a su familia. Cinco hijos y uno en camino. La Gran Guerra de África era un tormento, 5.4 millones de personas fallecieron en ese conflicto, por eso el único objetivo de la familia Camavinga era sobrevivir. Celestino, preocupado por su esposa, que estaba entrando en la etapa de gestación, pasó días y noches tratando de que ella y sus hijos pudiesen ser parte de un refugio de miles que habían escapado del Congo. En Micoje, Cabinda, el 10 de noviembre de 2002, Sofía dio a luz a Eduardo Celmi Camavinga, la esperanza de una familia ahuyentada por el sufrimiento y el estruendo de las bombas.

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La luces no lo encandilan. La reluciente Casa Blanca del fútbol lo recibió y con una sonrisa se adueñó de los flashes. Pasaron ya 18 años y toda aquella pesadilla que vivió su familia parece estar sanando. Eduardo Camavinga es la nueva estrella de Real Madrid, es el primer jugador nacido en 2002 en ser parte de una formación titular en una de las cinco grandes ligas. Es la esperanza del equipo español, una carta a futuro que despierta la ilusión de los merengues; una pieza de colección por la que pagaron 30 millones de euros.

La familia Camavinga tuvo que dejar África al poco tiempo del nacimiento del menor de sus hijos. Partieron hacia el norte hasta llegar a Europa. Lille fue la primera ciudad en la que comenzaron una nueva vida. Eduardo llegó con pocos meses a Francia, pero cuando tenía tres años conoció las bondades del judo. Sin embargo, cuando se mudaron a Fougères, todo cambió. A los 6 años, Eduardo mostraba una personalidad extrovertida y se vinculaba con muchos chicos. Un día lo invitaron a jugar al fútbol y el pequeño Camavinga comenzó a pensar que su relación con el deporte iba a estar conectada con la pelota.

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A pesar de que Sofía, su mamá, no quería que dejase el judo, fue ella quien anotó a su hijo en AGL-Drapeau Fougères, club de la ciudad, en el que comenzó a deslumbrar a todos: “Cuando queríamos mantener un resultado, lo poníamos en la defensa, y cuando queríamos ganar el juego, lo colocábamos en el ataque. Tenía cualidades extranaturales. Es la primera vez que veía un jugador de su edad con esas características: velocidad, flexibilidad, destreza con el balón y versátil”, comentó Jo Burel, el entrenador que lo tuvo la primera vez que pisó Fougères”.

Por eso, Real Madrid apuesta por él. Florentino Pérez lo presentó como una joya para su club. Y la emoción de Eduardo, que estaba junto con su familia en la bienvenida que le dieron en la Casa Blanca española, se tradujo en su alegría y sus primeras palabras: “Me sentí muy contento, muy feliz en el Madrid. Cuando piensas en todos los problemas que he tenido a lo largo de mi vida, por todo lo que tuvo que vivir mi familia… Hoy me siento muy feliz. Mi familia y yo pensamos qué podíamos hacer en el futuro. Ha sido una elección muy pensada”, dijo Camavinga.

Con tan solo 17 años, Camavinga debutó la temporada última en la Ligue 1 francesa, se quedó con el puesto de titular rápidamente y ya fue elegido como el mejor jugador del mes de agosto por el sindicato de futbolistas franceses.

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Ya en diciembre de 2018, con 16 años recién cumplidos, firmó su primer contrato profesional con Rennes, club que le incorporó profesionalmente en 2013 y con el que tenía contrato hasta 2022. Es que cuando cumplió once años el nivel de Eduardo Camavinga era superlativo. En ese contexto sus padres tomaron la determinación de conseguir una prueba en el Stade Rennes. Su agilidad, inteligencia y fortaleza física lo ayudaron a escalar rápidamente cada una de las categorías del club, hasta llegar a entrenarse con el equipo de la máxima categoría con apenas 15 años.

El debut oficial de Camavinga en Rennes fue hace poco más de dos años: el 6 de abril de 2019, en un partido ante Angers, por 31 fecha de la temporada 2018-19. Aunque solo jugó seis minutos en el empate 3-3, le permitió escribir sus primeras páginas importantes: se convirtió en el primer jugador nacido en 2002 que debutaba en una de las cinco grandes ligas de Europa y con 16 años, 4 meses y 26 días, superó a Kylian Mbappé como el jugador más joven en debutar en la Ligue 1.

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“Vengo a aprender y luego tengo que demostrar al entrenador que estoy preparado y disfrutar de tiempo de juego. Sí, estoy preparado para jugar ya”. La ilusión de Camavinga de saltar a la cancha es toda una señal de la voracidad de este chico. Si bien hoy estuvo en contacto con el entrenador Carlo Ancelotti, algunos aseguran que podría jugar unos minutos el domingo próximo ante Celta, mientras que otros creen que podría comenzar a tener rodaje en el Real Madrid Castilla, la filial del equipo blanco. “Tal vez necesite un poco de adaptación, pero me siento preparado, luego tendré que demostrar al entrenador que puedo disfrutar de minutos. A mí me gusta jugar delante de la defensa, pero también puedo adelantarme y adaptarme a cualquier posición”, dijo Camavinga.

Eduardo Camavinga, junto con el DT Carlo Ancelotti en el campo de entrenamiento de Valdebebas (Helios de la Rubia/)

Florentino Pérez se mostró convencido en la introducción de la rueda de prensa de que el joven jugador triunfará con la camiseta blanca: “Creo firmemente que vas a demostrar tu talento, fuerza y espíritu de superación. Camavinga se ha preparado desde muy niño para vestir la camiseta del Real Madrid”, dijo el presidente del club español.

Una joya en Madrid. Un jugador que se queda con las miradas. Un magnetismo particular y una historia de vida que lo marcó a fuego: “He tenido que escapar de la guerra y eso me ha ayudado y hecho más fuerte. Mi familia me ha ayudado mucho y, cuando juego, juego por ellos. Todos estos problemas me han hecho más fuerte”. Eduardo Camavinga, una luz en la Casa Blanca del fútbol.