Copa Argentina: las 10 perlas inolvidables de la primera década (y el video más emocionante de la historia)
Argentino de Quilmes derrotó por 2 a 0 a Victoriano Arenas el 31 de agosto de 2011, en un encuentro jugado entre dos equipos de la primera D. Hasta aquí, nada fuera de lo habitual. Sin embargo, ese partido quedó grabado en la memoria. Fue el primero de la era moderna de la Copa Argentina.
Los 18 equipos que disputaban el sótano de nuestro fútbol se desvivieron por ingresar en los últimos casilleros de la segunda eliminatoria, un tramo que iba a incluir a los conjuntos de la B, C, el Torneo Argentino A y el Argentino B. Cuenta la historia que Kevin Juan, un 10 de los de antes, dejó desairados a dos defensores, ingresó en el área, levantó la cabeza y descubrió un disparo cruzado, inatajable. Iban apenas dos minutos. No solo Argentino de Quilmes siguió adelante: también Claypole, Ituzaingó, San Martín de Burzaco, Deportivo Riestra, Cañuelas, Juventud Unida, Fénix y Yupanqui. Los primeros privilegiados del torneo que renacía.
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Un grupo de entusiastas se dio cita en el pintoresco estadio Saturnino Moure. Gritaron, cantaron y se fueron. Ellos también quedaron en la historia de un torneo que empezó como tantos -con dudas, con inseguridades, observado de reojo- y hoy representa al verdadero federalismo de nuestro medio.
En La Plata, en un encuentro entre Independiente y Lanús por la Copa Argentina, con las dos hinchadas
Uno de los aciertos de la última y controvertida etapa de Julio Grondona al frente de la AFA. Fue una respuesta política a los adversarios de entonces. Hoy, ahora mismo, es un certamen que compite casi cara a cara con el campeonato doméstico, que sufre tantos cambios de rostro que es imposible reconocerlo. La Copa Argentina, en cambio, lleva el color del afecto. El de las tribunas con hinchas de los dos equipos y de hasta doble jornada en continuado, en dos sedes puntuales, Catamarca y San Juan (hasta que una pelea entre fanáticos, en una ruta, acabó con esa idea original, como en los viejos tiempos de primera y reserva…).
Representa cabalmente al trabajador anónimo del interior profundo que sueña con jugar -y ganarle, claro- al gigante, un imposible de Buenos Aires. Es el torneo de las grandes y pequeñas historias. De los 10 primeros años, 10 perlitas. La primera, lógicamente, se la roba la historia del entrañable Mate. Y otras 9, entre nostalgia, polémica, datos duros y el mejor video de la historia reciente.
El video de Cipolletti
La dos. Es el de Cipolletti, de Río Negro, titulado “donde quieras, cuando quieras”, en el que el humilde conjunto del Sur de nuestro país invitaba a San Lorenzo a jugar, mientras en los escritorios -como suele ocurrir-, se debatía cuándo y dónde era mejor disputarlo. Ocurrió en junio de 2017. El encuentro, al final, se jugó el 15 de agosto y el Ciclón se impuso por penales por 4 a 2, luego de empatar 1-1. El video era un canto a la emoción, en la que de describía el juego de las diferencias. “Donde quieras, cuando quieras. Vos poné la fecha, nosotros ponemos la ciudad”, decía, en un tramo.
La emoción de Severino con Ponzio
La tres. Marzo de 2012. Alfio Basile, el entrenador de Racing, se inclinaba por el Clausura, por lo que charló con Claudio Ubeda, el entrenador de la reserva -y hoy, curiosamente, el DT del primer equipo- y le arrojó dos conceptos al oído: “Vas a dirigir vos, van a jugar los suplentes contra Patronato, yo me quedo acá”. Era un encuentro por los 16avos de final, contra el equipo entrerriano, en Salta. La Academia ganó por 3 a 1. Improbable que ocurra algo así, hoy.
Severino, tras jugar ante River: emoción a flor de piel (Captura de TV/)
La cuatro. Cordobés, hijo de padre brasileño, goleador histórico de Atlas, pero por sobre todas las cosas, un fanático de River. Wilson Severino volvió al fútbol a los 37 años para darse el gusto de jugar tres minutos frente al gigante en un choque disputado en Salta. Entró, se emocionó, se abrazó con Leo Ponzio y no paraba de llorar, mientras corría. “Le pregunté si podía abrazarlo, ¡‘Claro, Negro!’, me contestó. Es un referente, un ídolo. Este es mi último partido. Soy feliz, esto es para mi familia, para mis amigos, los del laburo. Para todos los pibes que la pelean día a día para llevar el pan a su casa y para sentir la satisfacción del fútbol. Se va un guerrero del ascenso”, decía.
Se abrazó con todos, hasta con los cronistas del campo de juego.
Barboza, Ponzio y Scocco, mezclados con sus colegas amateurs de Atlas (Prensa River/)
La cinco. Luego de ese mismo encuentro, en el que River se impuso por 3 a 0 el 15 de agosto de 2017, en Salta, los planteles de River y Atlas, de la primera D, compartieron una cena de camadería, entre anécdotas, recuerdos y las distancias económicas entre un equipo súper profesional y uno del ascenso más profundo. Un noble gesto que solo suele ocurrir en la Copa Argentina.
La seis. El 3 de junio de 2012, Boca fue un sufrimiento antes de vencer a Deportivo Merlo por penales por 5 a 4, luego de empatar 1 a 1, rumbo a la final. El popular equipo del Oeste vivía una fiesta, no sólo por enfrentarse con Román Riquelme. En Catamarca, disfrutó de un hotel cinco estrellas, “con internet y servicio a la habitación”, decían, sorprendidos, sus jugadores, cuando semanas antes, en una pretemporada sin recursos, se habían instalado en un hotel alojamiento.
Riquelme, en un encuentro de la Copa Argentina: con la ilusión de los hinchas, como postal (Copa Argentina/)
La siete. “Al principio estuve con un psicólogo deportivo, con profesionales. Somos seres humanos, somos jueces deportivos. Estoy llevándola, luchándola día a día”, confesó tiempo después Diego Ceballos, el árbitro de la final más controvertida de la historia, entre Boca y Rosario Central, jugada en Córdoba, el 4 de noviembre de 2015. Ceballos tuvo una actuación que quedó en la historia por sus malas decisiones. La peor: un penal que cobró para Boca, por una infracción de Ferrari a Peruzzi, un metro fuera del área.
El penal que no fue
“Me voy a equivocar, el error está siempre. Es una pena ese error, porque se me pudrió un poco mi carrera… Acá estamos, para darle para adelante”, decía el juez, hoy otra vez en carrera.
La ocho. Los números (I). Tres títulos tiene River, máximo ganador del certamen desde su regreso. Boca suma dos consagraciones, mientras que Arsenal, Huracán y Rosario Central tienen una. Cuatro finales disputó Rosario Central, que logró sacarse la espina en 2018: derrotó por penales a Gimnasia La Plata y quebró una sequía de 23 años sin títulos oficiales, con Patón Bauza como entrenador. Ocho tantos le anotó Independiente a Central Ballester en la mayor diferencia en un partido; lo logró en el estadio Antonio Romero de Formosa, por los 32avos de Final de 2018. Once tantos fueron anotados en el encuentro con mayor cantidad de goles: Chaco For Ever venció 7-4 a Sanjustino San Justo, en la etapa Inicial Regional de 2013-2014. ¡11 goles!
Un símbolo: el Patón Bauza consiguió el trofeo en Central, luego de 23 años sin conquistas (Marcelo Aguilar/)
La nueve. Los números (II). Doce goles convirtió Ramón Ábila, máximo anotador en la historia de la competencia: cuatro con Huracán, tres con Sarmiento de Junín, tres con Boca y dos con Deportivo Morón. 14 provincias, sumadas a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, albergaron encuentros; la Rioja fue la última en sumarse, al recibir una de las semifinales de 2019.
La diez. Los números (III). 28 penales se ejecutaron en la serie más larga por el certamen: Atlético Palmira venció por 14-13 a Social y Deportivo Montecaseros en la Fase Preliminar Regional I de la temporada 2013-2014. 328 clubes participaron del certamen; el último en sumarse es Círculo Deportivo de Nicanor Otamendi, que estrenó su nombre en esta temporada. Hubo 439 series de penales. Unión de Villa Krause se destaca al haberse impuesto en las nueve definiciones disputadas. El conjunto sanjuanino accedió a los 16avos de Final en la edición 2012-2013. Y 3395 goles fueron convertidos; el promedio de tantos por encuentro es de 2,28.